A veces me pregunto si el cordobés es pataleador por oficio o por convicción. A veces dudo si las cosas que le molestan, le molestan persé, basado en un análisis ideológico de convencimiento sobre si está bien o mal, o si sólo lo hace por contagio.
Esto viene a colación de que el cordobés:
· Se queja de los 10 años K en el poder porque son muchos y quieren “perpetuarse”, pero se olvidan que la bendita UxC hace 15 años que manosea esta provincia
· Se queja de la corrupción K pero se olvida de la corrupción delasotista con tantos personajes enjuiciados y tantos ministros renunciados
· Se queja de la “falta de libertad de expresión”, sí sí, falta de libertad de expresión (acaso Lanata no hace de su show mediático lo que quiere? sin que nadie le corte transmisión?), pero no le molesta que DLS baje antenas de la TDA
· Se queja del reparto de la pauta publicitaria oficial nacional, pero ni se molesta en averiguar cómo se reparte la provincial
· Se queja de los impuestos nacionales pero poco veo que se quejen de la tasa vial, el incremento abusivo del canon policial en las alarmas de monitoreo (contratadas justamente por la falta de acción policial de un ente lleno de corrupción y feroces internas), el inmobiliaro urbano que es aumentado sin mediar reparos pero el rural es negociado
· Se queja de la inseguridad como si fuera potestad nacional pura y exclusiva cuando la constitución reserva que cada provincia se de sus propias instituciones
· Se queja de la corrupción en la obra pública nacional pero no veo que se queje del panal, el faro, el canal de los molinos, la terminal de ómnibus
· Se quejan de los supuestos maltratos a docentes anti K por parte de La Cámpora en diversos puntos del país pero no dicen nada de la docente expulsada por opinar favorablemente sobre la ley de medios en una escuela privada de su propia ciudad
Entonces esa es mi duda, nos quejamos por convicción ética y moral como observadores objetivos de la realidad o como convidados subjetivos de acuerdo a la cara de quién esté detrás de los hechos en la contienda pro-anti-anti-pro, principal error -para mi apreciación- del gobierno nacional y uno de los que más mal nos hace.
La cuestión pasa por saber si quien aplaude la baja de una antena de televisión, quitando la posibilidad de ver señales a cierto número de habitantes, ¿porqué puede sentirse en la posición de enarbolar banderas pro-libertad cuando el ejido territorial se extiende más allá de sus fronteras provinciales?
Será que los pensamientos, las convicciones, las ideologías deben argumentarse geográficamente y no de acuerdo a los valores propios de cada ser?
Será que la propaganda mediática que nos aturde, de un lado y otro, destruye nuestra capacidad de análisis propio y así salimos como repetidores de titulares, carentes de contenido, sin fondo, bellas tristes formas convidadas a estas peleas de una clase política que se autoprocrea?